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No Quiero

06 August, 2003 by traveler

Ese suave perfume que todavía queda en mi mano... al sostener su tenue rostro, impávido, ante uno de los momentos más fuertes que podría vivir. ¿Lloro? ¿Quién me lo impide? Yo. Basta. No puedo ni quiero. La maldita costumbre de estandarizar, generalizar cada situación. Escuché siempre voces que me transportaban a otra realidad. Basta.
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Utópicos

25 May, 2003 by traveler

Esto no era lo mío. Lo de ofrecer sueños encadenados. Lo de decir mil palabras a la musa de sueño. A la venus de papel. Hasta donde cruzaría mis dedos para desearme la mejor de las suertes. ¿Y tanto para que? Para que una mirada chocante arruinara el retoño endulzado dentro del frasco meloso conteniendo un periodo donde los atributos y la imagen cambia su contexto y su figura y su fondo y es, sólo, una esencia divina que transporta a los seres a otras dimensiones, de voces suaves y golpes sin dolor. Un lugar donde no existe la complejidad de los lamentos y el sufrimiento y lo pesado es liviano, y lo liviano vuela; como una mirada podía destruir tal utopía... y sí, lo hacía, la arruinaba y la mataba entre cada uno de los espinosos recovecos que significaban sus crueles ojos, al decir Basta.
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traveler81. mayo2003 || histerias.

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Momento

23 May, 2003 by traveler

Esa noche lo conversó todo con su amiga Claudia en el café después de una obra de teatro. Sus miradas eran cansadas, y no de cansancio, su estado era atípico pero a la vez no se escapaba de su realidad, sus manos iban y venían al ritmo de sus palabras, tajantes, vibrantes, reflexivas, las que recorrían uno a uno intervalos imposibles de medir. De pronto las palabras de Joaquín dejaron de salir de su seca garganta, un instante entre la reflexión y el penar separada por una línea casi imperceptible, el frío plato bajo la vacía taza que solo contenía la borra de un café ya olvidado, fue el blanco de sus desgastados ojos. El tacto suave de la fraternal mano de Claudia hizo restablecer su ser. “nada, nada...”, fue la respuesta a su pregunta casi ingenua. Un “¿te sentís bien?” con dulce contemplación entono la suave voz. “Alguna vez te imaginaste en un lugar donde quisieras estar, aunque trates no lo podés hacer...?” afligido, y agachando su cabeza dejándola contra la madera de la mesa. El escuálido espíritu de Joaquín se observaba hasta desde afuera del lugar. Claudia no supo bien que decir sólo asistió con una mirada cariñosa y luego observadora y perdida por sobre el descuidado peinado de él. “¿Alguna vez te pasó que soñaste tanto un momento que cuando lo tuviste no supiste que hacer con él...?” preguntó entre que su cabeza se dirigía a esos hondos ojos y que los suyos se incorporaban a la frase. Tenía una mano en la frente, sostenía su llena cabeza, de sueños, de ideas, de frustraciones, de a-amigos, de cada una de las cosas que llevaban a cabo el porque de su pregunta. Claudia la comprendió, respiró hondo para aliviar el dolor y la angustia que le producía darse cuenta; miró la imagen de Joaquín frente a ella, “ahora mismo” dijo sonriendo tímidamente y luego miró por la ventana empañada a la calle.
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traveler81.mayo2003 || delMirador

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Enrosque

27 April, 2003 by traveler

No se porque pero salió del bar sin despedirse, ha de haber tenido algo que la urgía, ya que sin decir una palabra huyo cual ladrona después de un delito.
Miré la mesa y vi dos monedas de un peso y cuatro de diez centavos, ni una de más. Había sido cruel y malvada, no dejó aunque sea un beso triste y sólo en una servilleta de papel corrugado. Sus ojos eran quizá los más hermosos que he visto en mi vida, su piel era algo sin comparación, sin contar cuanto atributo queda rescatar de su preciosa figura. ¿Cómo decirle todo si enfrente la tenés? Si podés enfrentar esa realidad y ser valiente para desterrar ese secreto que hace que todo esto cambie su rumbo al abismo. Como puedo explicarle que si, que tiene que mirarme, que se tiene que preocupar por mi presencia, por mi figura, distante pero a la vez cercana.... siempre estuve para lo que necesitó, sabía que podía contar conmigo para que fuera, cuando y como quisiera. Porque soy un hombre, una persona que hace lo que dice y dice lo que hace, un hombre de paz, un armoniante ser, no sólo soy un simple mozo de bar.
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traveler81.abril2003 || histerias

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1.

31 March, 2003 by traveler

La mente de Joaquín está dispersa, no sabe dónde, pero no en ese escalón de la galería en la casa de su tía. Mientras el sol va cayendo, un sin fin de recuerdos transcurren como una película por su cabeza de pelos castaños alborotados. No entiende el porque o quizá no quiere entender porque está su vida como está. Es 12 de julio, hace ya varios días que empezaron las vacaciones de invierno, pero en los ojos de Joaquín no se trasluce ninguna felicidad por tal motivo.

Fue todo una sorpresa para su familia la decisión de ir unos días para la casa de Irma, la hermana de su padre, quien estaba feliz de recibir a su “sobrino favorito” (como ella siempre le dice), además de pasarla bien con ella, él veía como una necesidad moral acompañar a su tía después de la ida de su hijo Octavio, quien había emigrado por razones económicas.

Joaquín sigue mirando el horizonte, el cual esta tiñendo su matiz en una infinita gama de rojos, el viento frío de invierno se hace notar al ver como las delgadas ramas de los árboles se agitan sin quedarse quietas ni un segundo, al fondo de todo una media esfera naranja que parece despedirse de él entre los nevados e impactantes cerros. Todo se traduce a una hermosa postal.

Irma ha salido. Es un momento de quietud y soledad donde ningún sonido altera dicho estado o quizá sea a Joaquín que ningún sonido lo saca de ese estado. Sus brazos sostienen su pensativa cabeza, sus ojos entrecerrados, sus dedos pulgares sirven de apoyo para su mentón, el resto de los dedos de sus manos tapan su particular nariz, y su seño es soportado por la punta de sus índices; Pareciera que estuviera rezando, algo que no suele hacer nunca. Piensa que estará haciendo su amiga Julia, quien no ve desde mucho antes de ir a la casa de Irma, y de Rodolfo, Fito para los amigos, su inseparable compañero, piensa también en las cosas que por ahí le gustaría cambiar de su forma de relacionarse con los demás. Joaquín siempre fue un chico muy solitario, no porque nadie lo quisiera sino porque él mismo se aislaba, prefería la compañía de su soledad y la comodidad de su mundo, a la fatiga y el desgano que le producía jugar en la plaza con los chicos. Toda su infancia fue así, hasta que empezó la escuela primaria, ahí fue cuando conoció a Fito, ese pequeñito de grandes rulos y largo rostro, con esa pícara sonrisa y ese brillo en sus grandes ojos negros (que siempre han sido tan misteriosos en cuanto a sus sentimientos). Desde primer grado han sido amigos, a veces más, a veces menos, pero siempre han sabido que ellos iban a estar siempre, para lo que fuera, aunque últimamente las cosas entre los dos han cambiado. Siente que Fito no es el mismo o quizá Joaquín no la misma persona; tal vez el tiempo, las amistades, las obligaciones, etc. hacen que poco a poco sus caminos vayan alejando sus destinos.

Entre las cosas que aparecen en su mente, ve el hermoso rostro de Vanesa, ese amor que supo disfrutar en una época, quizá unos de los momentos más felices de su vida, pero al recordarla siente tristeza de no tenerla más a su lado, ya que a pesar de que sea una historia pasada y pisada, sigue estando muy dentro de él.

Las imágenes efímeras de su subconsciente le muestran cosas que replantean mucho su condición de vida, darse cuenta de cuales son las razones que hacen que en este momento, él esté tan lejos de casa, aislado por su cuenta, y que las personas que siente cerca, las vea sólo en su mente, el hecho de no poder o quizá no querer estar personalmente con ellos... pero... ¿por qué?...¿por qué no querer estar con sus amigos y pasarla bien en las vacaciones de julio? Esa era la pregunta que él mismo no se sabía responder. Al mismo tiempo recordó vacaciones anteriores, donde descansaba y descansaba... en fin, donde dormía hasta pasado el mediodía recuperando horas de sueño perdidas durante el medio año escolar, a veces Fito lo sacaba de esa monótona rutina y encontraban siempre algo para hacer. Las ocasiones hacían que Joaquín nunca estuviera del todo sólo, los chicos del barrio los invitaban a jugar al fútbol a él y Fito, ninguno de los dos jugaba mal, al contrario, entre los dos armaban muy buenas jugadas, después seguro se juntaban en la casa de Alberto (un chico que mucho no sabia jugar y casi siempre lo mandaban al arco) donde seguro pasaban horas jugando con juguetes que ninguno de los dos podían tener. Ahí no es que se sintiera incómodo, pero era él el que se “escapaba” de la realidad, aislándose y >acobachándose<>

¿Qué será de la vida de Julia? – piensa, su amiga del alma, la persona a la cual él puede contarle todo lo que quiera, y donde ella siente la misma eterna confianza. Repasa rápidamente su fresca imagen por su mente... su sedoso y rubio pelo que dejan entre ver a esos valiosos y sinceros ojos, los cuales han sido testigos de innumerables momentos de la vida de Joaquín, su voz especial que sale desde el corazón a través de esa boca que parece transformarse cuando ella ríe; y su cuerpo delgado, pero a su vez moldeado, que en más de una ocasión ha hecho que la ella misma sienta incomodidad ante comentarios desmedidos de amigos y compañeros en cuanto a su figura.

Joaquín sin darse cuenta ve que ese tapiz de rojos que tenia delante de sus ojos ha desaparecido, ahora el color es un azulino oscuro que trae consigo brillos esparcidos en todo ese infinito paño, en eso siente que la brisa invernal desliza el tenue rocío disperso en el pasto, siente frío, pero no quiere salir de ese estado de meditación y >colgadez<>


__ Joaquín ¿no tenés frío?- le dice Irma casi con sorpresa al verlo tan >en la suya<.

__ ¿eh..? - La confusión es reflejada en la cara de Joaquín al darse cuenta que su finito pulóver negro no es para nada suficiente abrigo para la baja temperatura que hay en ese momento...

__Si... lo que pasa es que, no me di ni cuenta – dice al mismo tiempo que entra por la antigua puerta que da a la galería, en busca del saco tejido a mano que usa siempre.

__¿Hacía mucho qué estabas ahí? Se te veía bastante concentrado.

Joaquín sonríe tímidamente. __Más o menos... creo que desde que saliste vos.

__Mira vos, se ve que el aire de campo te ha hecho pensar un “ratito” – dice Irma con una sonrisa que inspira dulzura.

Joaquín mira por la ventana hacia la galería __Y si... este lugar te hace pensar bastante y te permite ver cosas que cambiar...

El tono de Joaquín es un tono apagado y triste, como de nostalgia, Irma se da cuenta enseguida de que algo pasa por la cabeza de su sobrino en ese momento, se arriesga a preguntar...

__¿Te pasa algo? – pregunta Irma de una manera sutil.

__No, no... no te hagás drama, son >enrosques<>

Aunque ella sabe que no es cierto, prefiere dejar que con el tiempo él mismo le diga cuales son esos “enrosques propios” que lo hacen pensar tanto.

__Bueno, si vos decís que no me haga drama, no me los hago ¿no te parece? Para dramas están las novelas...¿no? –ríe y sus ojos parecen decirle a Joaquín “...ya me vas a contar...”

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traveler81.marzo2003 || d´elmirador

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Sin titulo

05 February, 2003 by traveler

Se sienta sobre su silla favorita y piensa. Piensa sin siquiera detener un minuto su acción, por dentro de su cabeza corren mil ideas a la vez. Piensa en escribir, y lo hace. Piensa una historia y la cuenta. Piensa en otra cosa y la corta. Mira por la ventana hacia la nada, ya las hojas verdes de los árboles se balancean con la suave brisa del verano. Hacía mucho que no se sentaba a escribir, hacía mucho que no se escapaba de si mismo aunque sea un rato para adentrarse en ese territorio desconocido al que lo lleva su mente en esos momentos. Vuelve a tomar su lapicera negra, sobre la hoja de cuadros escribe: “quizá sea muy temprano para pedir revancha, pero si muy tarde para lamentar...” Observa nuevamente por el gran ventanal que da a la calle, sus ojos parecen advertir sombras extrañas y delgadas sobre las paredes de enfrente. No les da importancia.
Callado totalmente sigue su obra, en otro lugar de la hoja: “si no creyera en la cruel distancia tanto como la creo, no estaría hoy como estoy...” sus palabras encuentran razón de ser al ser plasmadas en el papel. Sonríe. Habla consigo mismo sin hablar, sueña despierto una vez más. Rasca su estropeado pelo y vuelve a escribir, esta vez no una frase, sino una historia, otra mas que tendrá encima ese escrito ajado a los lados.
Su seño fruncido es levemente acariciado por la punta de sus dedos de su mano izquierda, con la derecha entorna la primera línea de lo que será su historia: “Se sienta sobre su silla favorita y piensa...”.
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traveler81.2003

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Encuentro

10 January, 2003 by traveler

Cansada de luchar contra su propio ser, decidió rendirse, quedar en algo sin quedarse, pensar de más al punto tal de no saber que es lo que pensaba, su mente estaba en blanco y sus azules ojos entrecerrados albergaban la tristeza y la desolación de su interior, ¿dónde encontraría su alma desdibujada en ese perdido espectro llamado destino? ¿Dónde la encontraría sin siquiera saber su apariencia?. Lloró. Sin remedio aparecieron las lágrimas, no de bronca ni furia, sólo dolor, el dolor más intenso que alguna vez hubiera sentido, el que le perforaba lo que quedaba de su debilitado corazón. Su persona no podía tener otro destino que no fuera el que tuvo. Veía a su alrededor y no percibía cual era su función, su tarea en ese ámbito tan distinto a lo conocido, pero no quería adecuarse, no quería enterarse, no quería saber... no le interesaba, sólo quería estar tranquila y decidió caminar, caminar a la nada, la oscuridad era cómplice de sus acciones, las voces ocultas de su mente se volvían extrovertidas a medida que sus pequeños pies descalzos avanzaban por la fría y húmeda arena. El viento espumoso y helado de madrugada golpeaba sus colorados pómulos hinchados y su irritada visión, la cual se nublaba por momentos con el correr de las penosas lágrimas que dilataban sus azules y cansadas pupilas. El rugir de las olas se hacía cada vez más fuerte. Sus fríos pasos hicieron el leve y cauteloso contacto con el agua agitada de la orilla, en la espuma del suelo se dibujaba su pequeña huella, luego la otra, que avanzaba lentamente. La línea recta, en ese momento imaginaria, que separaba los dos planos, parecía llamarla, sus frágiles rodillas sintieron el húmedo contacto. Su delgado rostro, desencajado, no ofrecía ninguna seña de desaprobación a tal acción. Siguió, caminó, hacia la nada, cada vez más y más adentro, allá a lo lejos, el tono del cielo cambiaba muy pausadamente, las tonalidades de azul oscuro se mezclaban con las leves rojizas que en forma horizontal aparecían. Sus delgados cabellos negros, más arriba de la cintura, empezaban a mojarse, una gran ola con fuerza derrumbó su pequeña figura, seguida de otra que absorbió su imagen hacía adentro. El delgado cuerpo fue poco a poco desapareciendo.

Desde lejos, en las escalinatas de la rambla, un par de ojos azules fueron los únicos testigos de tal suceso. Un gesto de satisfacción y alivió se pudo ver en su rostro, de colorados pómulos hinchados y delgados cabellos negros.

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traveler81.2003

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