No debería escribir sobre ella, no debería pensar en ella, ya que la expectativa destriuría-eso-que-quedaba de sueño al pasarlo al plano real, el enrosque sería tan grande que no alcanzaría a imaginar sus ojos antes que esfumara la presencia, solo por ser presencia, sólo por ser presente, el aquí y ahora.
Teniendo en cuenta los riesgos pensaré en ella y creeré que el frío del ambiente es inversamente proporcional al del alma y buscaré la manera de cumplir ese sueño, sin el deseo de no perder (algo que mas de una vez me jugó en contra) sino mas bien del querer, de plantear esa meta, de cumplirla, de alcanzar el reflejo de su mirada, de sentir sus labios y su cuerpo, de alcanzar esa plenitud añorada, a veces olvidada, actividad no colocada en las agendas ni calendarios rutinarios.
Anoche sé que no fue una charla más, ni convencional, que sumo en ambos lados, que será algo para tener en cuenta. Que quisiera leerla hoy, que quisiera escucharla hoy, que quisiera verla hoy y que no sería algo más. Sería lo diferente que ofrece el día, lo distinto que hace que las cosas tomen otro rumbo. No es casual que esta sea la hoja marcada como ´la última´, no es casual la casualidad, de hecho no existe. _Destino? dijo ella y me hizo sonreir como hacía mucho no sonreía. Señales tal vez? acciones. A pesar de los riesgos que esto toma vuelvo a pensar en ella. Imagino una canción, banda de sonido. Acción! calle, día nublado, pasos transitan por la vereda. De pronto observan... Es lo que sentado desde adentro observo pienso. _Comprendés ahora el sentido de enroscado? le pregunté. Sonrió. ojalá no como lo hace siempre. Pero ella cuestiona la realidad... _entonces sos enroscada? le pregunté casi afirmándolo. _Te parece? contestó dandose cuenta de que lo era. Ojalá todas las noches fueran como anoche. Quedan en mi cabeza las palabras, a pesar de los riesgos que produce y lleva. Pienso en ella, otra vez.

A la soledad absoluta sólo había un paso, cuántas horas, cuántos sueños se desdibujaban en cada comienzo de otoño, era imposible ayer por la nocge caminar por la vereda donde fue la última vez que le habia hablado a los ojos de Lariadna, que la furia, la bronca y la desilución tomaban partido entrelazando sus fuerza y dejando salir a una persona que no era conciente (o si lo era?) de sus actos, donde su figura se alejaba, desconcertada, recibiendo mis palabras de los mas bajo que pudiera caer, donde nunca más hipotecaria mi dignidad al dar oportunidades vacias y traslúcidas. Que raro que era todo, que extraño parecía ser, un año había pasado, ahora sí, que me separé de su imagen. Es extraño hablar de esa noche donde ya nada volvería a ser igual.