Encandilado quedaba ante la luz de las respuestas, como la visión objetiva y alejada lograba satisfacer las dudas antisomníferas... era eso, sin más, lo que pasaba, el recuerdo de acciones propias y ajenas, totalmente lógicas y coherentes, la-respuesta-perfecta, el equilibrio justo entre la sensatez y la dignidad... ¡El Silencio!
Era el Silencio! sin otras palabras que lo antecedieran o lo continuaran, era el elemento mejor usado en el mejor momento. Luego estarían las influyentes de siempre, como la desesperación, la angustia, la euforia, la omnipotencia, la tristeza, el dolor, la alegría y siempre presente la ilusión.
La mejor respuesta que me podías dar era el Silencio, hoy lo sabía, tantos días despues.
***

Que lejos sentía los días al lado de Bela, quizá el remedio al consuelo de la soledad que transportaría. Pero que otra cosa podía hacer? solo concentrarme (una vez más) en lo que me podía hacer bien. Había Mil posibilidades de conocer otras mirada, había Mil posibilidades de buscarle (ídem) la vuelta a la situación pero, siempre había un pero, ese invitado no deseado a las frases, mas que nada las frases desde el dolor, el desgano o simplememnte el aburrimiento.
Recapacitaba y encontraba errores cometidos, pero el hecho fundamental de su corte superaba ampliamente lo que pudiera o no hacer, o mejor dicho, haber hecho antes..
Había Mil posibilidades de revertir mi historia, aceptar la muerte del pasado era el primer paso, para descubrir los días que vinieran. Un mediodía nublado de abril, no era casualidad que el papel y las letras se reunieran y dieran una tregua.

No sabria bien que decir, el dolor paralizaba el cuerpo, las lágrimas empañaban la visión, era un durante dificil, era un durante que replanteaba muchas cosas. No prodria escribir mas ahora.

Se veian marcadas las huellas de los hechos en la piel de su rostro. su mirada miraba de nuevo como un tiempo atras, el brillo de tristeza, pero de la fortaleza cargada. Su semblante abierto a escuchar y comprender los factores que rodeaban, pero sabiendo (o creyendo/queriendo) dónde estaba parada su figura. Prefirió caminar tantas cuadras acorde a las ganas de cansar sus piernas, a caer en su cama vacía, a poder dormir hoy en paz, lograría su cometido sonriente, pensando que nunca las cosas salen como se esperan y que el tiempo puede ser maravilloso o odioso, segun el lado que le toque estar.
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Escribir desde el dolor, lamentablemente, fie siempre la forma más fluida, como era posible releer viejos escritos y sentirme muchas veces en el mismo lugar? estancado en eso que no tiene una linea de horizonte, el-maldito-durante, el maldito territorio donde lo certero no existe, o por lo menos no se muestra como es, recuerdos... cuantas veces me veré en este maldito-durante? ideandeo planes inexistentes y recursos poco viables? era cierto si que el tiempo habia hecho su aparición (al fin!) que la coherencia a la hora de tomar una desición existía y que las contradicciones, por mas contradictorias (permiso de duplicar) que fueran, tenían una razon de ser... En realidad ese durante no era tan parecido a los anteriores, cada vez me daba cuenta más de eso, lo que no quitara que no fuera un tiempo frío, dificil y lleno de incertidumbres.
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Habían pasado más de 25 días de la última vez que vi los ojos de mi mujer, o por lo menos, los que creía de ella, la que creía mía, cuantas cosas habían y no habían pasado en el medio. Cuantos elementos pesaban e influían para darme cuenta que no tenía nada más que ver conmigo, era duro, era triste, pero existía, era real, muy real, lo que lo hacía indiscutible, totalmente abosluto sería.
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Esta noche, con cristales cayendo del cielo y el dolor más grande, desplomándose en el suelo. Es acaso la verdad lo que lo tumba y lo estrella? o tal vez sea la expectativa cansada, abatida, buscando esa pequeña luz rodeada de la oscuridad de los hechos.
Hacían cuatro días de la tarde-fatídica-Bela. Eran los días mas largos que me habían tocado vivir en mucho tiempo, sabiendo que más de una vez fueron más largos que éstos. Apaleando las ganas de querer saber sobre ella escribía... quizá sin sentido pero con el corazón, tal vez era la inersia del alma, esta noche no lo sabría, el escenario se llenaba de cristales caidos, que distinto era un cielo tan igual.
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Mientras te espero escribo, vendrá acaso hoy Bela? o será la dueña de esa voz enfurecida y extraña de la mañana? otra vez a través el frio aparato incomunicacional. Somo desearía que me dijeras que es un sueño... como desearía ver el mismo brillo en tus ojos antes de irte de viaje. Es acaso un extraña que tomó tu lugar y volvió? y el mio? o es acaso que no volviste? Sentir que te han robado un historia, una de las peores sensaciones vividas... sensación recordada y para nada añorada.
No entender que pasa es esa duda que no puede doler, no tener una idea precisa del momento y principalmente de porque...
Hasta dónde llegaría queriendo conocerte si vos misma no me das esa oportunidad? eran varias las preguntas que me hacía mientras te esperaba. Ojalá seas vos la que vengas, ojalá seas...
***

Hoy quería escribir sobre Bela, tal vez no me salían tan fácil las palabras, el tiempo me había endurecido, era conciente de eso. Pero como no escribir sobre sus ojos? esos colores que se superponen, y el parde y el café y se rocían con esa luz que da lugar a lo que son. Como esa vida se muestra reflejada en esa sonrisa exquisita. Cómo no escribir sobre Bela? Si tan sólo el recuerdo fresco de su voz genera en mi la plenitud y el-perfecto-estado del cual sobran las palabras exactas y concisas. Cómo olvidar anoche? cómo olvidar mañana? Si el simpre hecho de saber que existe me lleva a otro plano, donde lo urgente se apasigua y lo áspero es más suave. Se podría decir que Bela retoriza el inagotable recurso del ser, de ser-tal-cual, de libertad, furiosa y absoluta, de autenticidad, de franqueza. Que importante es que sea libre, como me ayuda a comprender y aprender su concepto, a serlo, no privándome de absolutamente nada. Que bueno es que vuele y que con su suave piel me acaricie, que no de por obvias las situaciones, los signos y las señales. Que fundamental es que mire y que vea y que cada detalle sea un detalle, que se escuche su corazón cuando observe y que sea el mismo sonido que sienta cuando la abrazo. Que genial es su Belleza, particular, personal, única, desde adentro hacia afuera, inigualable y percibida. Simple y compleja al mismo tiempo, inconfundible.
Que bueno es ser parte de su vida, que me permita dibujar en la oscuridad su cuerpo con la punta de mis dedos y lograr la precisa imagen.
Que inexplicable es sentir su amor, es amarla, es que sea, que sea Bela, que sea hoy, que sea siempre.
***

No sé,
me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias
o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz
que sacaría el primer premio

en una exposición de zanahorias;

¡pero eso si!
-y en esto soy irreductible-
no les perdono,
bajo ningún pretexto,
que no sepan volar.
Si no saben volar
¡pierden el tiempo las que pretenden seducirme!

Esta fue -y no otra-
la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas
y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese,
volando, de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!...
y a los pocos segundos,

ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.

Durante kilómetros de silencio
planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.

¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando las estrellas!
¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!

Después de conocer a una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos

una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay una diferencia sustancial
entre vivir con una vaca
o con una mujer que tenga las nalgas

a setenta y ocho centímetros del suelo?

Yo, por lo menos,
soy incapaz de comprender

la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.
***

El sueño era no perder el sueño, entrecerrando los ojos la observaba y no era conciente de su significado del todo, de que la consigna era clara, el tiempo-de-vivir, recorrian los pensamientos mientras besaba su dulce boca.

>Era tan extraño y a la vez familiar... la lluvia del otro lado del vidrio, las palabras que recorrían cada uno de los sonidos que ahí mismo se producían. El frío aparato incomunicacional transformaba su esencia al recibir las frases de ella, por un segundo tenia calor, tenía vida y era el nexo perfecto entre su boca y mi oído, mutando los sentidos originales de emisión y recepción. Como las letras nacidas de sus manos llegaban a mis ojos que contemplaban albergando una inexplicable sensación. Sensación de tenerla cerca, de escucharla, de tenerla al lado, mientras que la lluvia hacia su papel, sin que nadie interrumpiera su hermoso acto.