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31 March, 2003 by traveler

La mente de Joaquín está dispersa, no sabe dónde, pero no en ese escalón de la galería en la casa de su tía. Mientras el sol va cayendo, un sin fin de recuerdos transcurren como una película por su cabeza de pelos castaños alborotados. No entiende el porque o quizá no quiere entender porque está su vida como está. Es 12 de julio, hace ya varios días que empezaron las vacaciones de invierno, pero en los ojos de Joaquín no se trasluce ninguna felicidad por tal motivo.

Fue todo una sorpresa para su familia la decisión de ir unos días para la casa de Irma, la hermana de su padre, quien estaba feliz de recibir a su “sobrino favorito” (como ella siempre le dice), además de pasarla bien con ella, él veía como una necesidad moral acompañar a su tía después de la ida de su hijo Octavio, quien había emigrado por razones económicas.

Joaquín sigue mirando el horizonte, el cual esta tiñendo su matiz en una infinita gama de rojos, el viento frío de invierno se hace notar al ver como las delgadas ramas de los árboles se agitan sin quedarse quietas ni un segundo, al fondo de todo una media esfera naranja que parece despedirse de él entre los nevados e impactantes cerros. Todo se traduce a una hermosa postal.

Irma ha salido. Es un momento de quietud y soledad donde ningún sonido altera dicho estado o quizá sea a Joaquín que ningún sonido lo saca de ese estado. Sus brazos sostienen su pensativa cabeza, sus ojos entrecerrados, sus dedos pulgares sirven de apoyo para su mentón, el resto de los dedos de sus manos tapan su particular nariz, y su seño es soportado por la punta de sus índices; Pareciera que estuviera rezando, algo que no suele hacer nunca. Piensa que estará haciendo su amiga Julia, quien no ve desde mucho antes de ir a la casa de Irma, y de Rodolfo, Fito para los amigos, su inseparable compañero, piensa también en las cosas que por ahí le gustaría cambiar de su forma de relacionarse con los demás. Joaquín siempre fue un chico muy solitario, no porque nadie lo quisiera sino porque él mismo se aislaba, prefería la compañía de su soledad y la comodidad de su mundo, a la fatiga y el desgano que le producía jugar en la plaza con los chicos. Toda su infancia fue así, hasta que empezó la escuela primaria, ahí fue cuando conoció a Fito, ese pequeñito de grandes rulos y largo rostro, con esa pícara sonrisa y ese brillo en sus grandes ojos negros (que siempre han sido tan misteriosos en cuanto a sus sentimientos). Desde primer grado han sido amigos, a veces más, a veces menos, pero siempre han sabido que ellos iban a estar siempre, para lo que fuera, aunque últimamente las cosas entre los dos han cambiado. Siente que Fito no es el mismo o quizá Joaquín no la misma persona; tal vez el tiempo, las amistades, las obligaciones, etc. hacen que poco a poco sus caminos vayan alejando sus destinos.

Entre las cosas que aparecen en su mente, ve el hermoso rostro de Vanesa, ese amor que supo disfrutar en una época, quizá unos de los momentos más felices de su vida, pero al recordarla siente tristeza de no tenerla más a su lado, ya que a pesar de que sea una historia pasada y pisada, sigue estando muy dentro de él.

Las imágenes efímeras de su subconsciente le muestran cosas que replantean mucho su condición de vida, darse cuenta de cuales son las razones que hacen que en este momento, él esté tan lejos de casa, aislado por su cuenta, y que las personas que siente cerca, las vea sólo en su mente, el hecho de no poder o quizá no querer estar personalmente con ellos... pero... ¿por qué?...¿por qué no querer estar con sus amigos y pasarla bien en las vacaciones de julio? Esa era la pregunta que él mismo no se sabía responder. Al mismo tiempo recordó vacaciones anteriores, donde descansaba y descansaba... en fin, donde dormía hasta pasado el mediodía recuperando horas de sueño perdidas durante el medio año escolar, a veces Fito lo sacaba de esa monótona rutina y encontraban siempre algo para hacer. Las ocasiones hacían que Joaquín nunca estuviera del todo sólo, los chicos del barrio los invitaban a jugar al fútbol a él y Fito, ninguno de los dos jugaba mal, al contrario, entre los dos armaban muy buenas jugadas, después seguro se juntaban en la casa de Alberto (un chico que mucho no sabia jugar y casi siempre lo mandaban al arco) donde seguro pasaban horas jugando con juguetes que ninguno de los dos podían tener. Ahí no es que se sintiera incómodo, pero era él el que se “escapaba” de la realidad, aislándose y >acobachándose<>

¿Qué será de la vida de Julia? – piensa, su amiga del alma, la persona a la cual él puede contarle todo lo que quiera, y donde ella siente la misma eterna confianza. Repasa rápidamente su fresca imagen por su mente... su sedoso y rubio pelo que dejan entre ver a esos valiosos y sinceros ojos, los cuales han sido testigos de innumerables momentos de la vida de Joaquín, su voz especial que sale desde el corazón a través de esa boca que parece transformarse cuando ella ríe; y su cuerpo delgado, pero a su vez moldeado, que en más de una ocasión ha hecho que la ella misma sienta incomodidad ante comentarios desmedidos de amigos y compañeros en cuanto a su figura.

Joaquín sin darse cuenta ve que ese tapiz de rojos que tenia delante de sus ojos ha desaparecido, ahora el color es un azulino oscuro que trae consigo brillos esparcidos en todo ese infinito paño, en eso siente que la brisa invernal desliza el tenue rocío disperso en el pasto, siente frío, pero no quiere salir de ese estado de meditación y >colgadez<>


__ Joaquín ¿no tenés frío?- le dice Irma casi con sorpresa al verlo tan >en la suya<.

__ ¿eh..? - La confusión es reflejada en la cara de Joaquín al darse cuenta que su finito pulóver negro no es para nada suficiente abrigo para la baja temperatura que hay en ese momento...

__Si... lo que pasa es que, no me di ni cuenta – dice al mismo tiempo que entra por la antigua puerta que da a la galería, en busca del saco tejido a mano que usa siempre.

__¿Hacía mucho qué estabas ahí? Se te veía bastante concentrado.

Joaquín sonríe tímidamente. __Más o menos... creo que desde que saliste vos.

__Mira vos, se ve que el aire de campo te ha hecho pensar un “ratito” – dice Irma con una sonrisa que inspira dulzura.

Joaquín mira por la ventana hacia la galería __Y si... este lugar te hace pensar bastante y te permite ver cosas que cambiar...

El tono de Joaquín es un tono apagado y triste, como de nostalgia, Irma se da cuenta enseguida de que algo pasa por la cabeza de su sobrino en ese momento, se arriesga a preguntar...

__¿Te pasa algo? – pregunta Irma de una manera sutil.

__No, no... no te hagás drama, son >enrosques<>

Aunque ella sabe que no es cierto, prefiere dejar que con el tiempo él mismo le diga cuales son esos “enrosques propios” que lo hacen pensar tanto.

__Bueno, si vos decís que no me haga drama, no me los hago ¿no te parece? Para dramas están las novelas...¿no? –ríe y sus ojos parecen decirle a Joaquín “...ya me vas a contar...”

***

traveler81.marzo2003 || d´elmirador

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