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La espera por Roma era cada vez mas grande, quizá porque había pequeños factores que hacían que no fuera tan-imposible pensar en algo relacionado con su presencia y un tiempo en adelante...
Los sueños serían parte y el factor fundamental para sobrellevar un momento tanto de felicidad como de crisis es darse-cuenta-que-esta-pasando.
No podía quedarme con la imagen anterior repetida fabulosa, añorada y hasta histórica de ver por primera vez sus ojos, de sentir la plenitud de su sonrisa, en ese lapso interminable e indeseado de final al conocerla..., como tampoco podía vivir en un futuro con su cuasi imagen, besándo su virtual boca, riéndome con sus virtuales chistes, caminando por virtuales calles acompañado de una espejísmica figura.
Hoy era hoy y quedaban atrás esos intantes, esos recuerdos pasados y futuros, esos momentos, de los cuales conocí muy de a poco su vida o la parte que dejó mostrar, el encontrar los factores comunes y por que no complementarios.. todo habia nacido y muerto en mi mente, y la locura del amor avanzaba sin preguntar a pasos agigantados.
Hoy era hoy y quería vivirlo, darme-cuenta que estaba viviendo éste momento, ni pasados ni futuros, sino mentirosos presentes que se esfumaban con el pasar de las horas. Hacía mucho que no sentía eso.
Ojalá la ilusión sea el prólogo y no el fundamento absurdo de esta historia.
Había pasado el tiempo "demasiadamente". Hoy por hoy intentaba entender y satisfactoriamente comprender algunos de los sucesos, actitudes, por menores y mayores vividos y/o padecidos, las paces con las conciencias y las tranquilidades en las almas (las cuales superaban quizá expectativas antes planteadas), sólo faltaba un poco de compañía, la soledad avanzaba y hacía cometer errores que a la larga no serían reprochables sino ejemplificadores.
El llamado a Greph no constituía algo dentro de lo medianamente meditado o analizado en profundidad, sólo impulsivamente recurría al recurso... Quizá necesitaba volver a verla para recordar porque la había dejado, porque no quería que su vida tuviera algo mas que ver con la mia, era raro, pero era cierto.
Habían pasado mas de cuatro largos años, de la vez que en el banco de la plaza su imagen quebraba y la mia se alejaba sin mirar atrás.
Ese bendito/maldito ser llamado Tiempo, no habia sido equitativo para los dos. Era el mismo banco, la misma cara, la misma vida, los mismos sueños, la misma mirada mirando a la nada... sentí que era la misma que hacía mas de cuatro años que estaba sentada en ese lugar... no creo que la volviera a ver nunca más, es duro pero era cierto.
... que podria escribir sobre la negra laura? una de las personas que menos y mas conozco, gente grosa del camino que me toco darme cuenta que estaba, hasta donde llegarìa el dolor como para no verlos, para no sentirlos a esos seres que te dan tanto con tan poco. Uno de los viajes menos pensados y uno de los mas disfrutados. Escenarios completamente nuevos, huellas invisibles nunca antes pisadas, creadas con sueños. Con toda su simpleza y humildad transportando mi mente hacia otros territorios, que podia escribir sobre la negra laura?...
traveler81.Septiembre2006
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traveler81.julio2006
[emerson]
caer esta permitido, levantarse es obligatorio
[proverbio ruso]
a veces cuesta mas eliminar un sólo defecto que adquirir cien virtudes
[jean de la bruyere]
hoy es siempre todavia, toda la vida es ahora... y ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos, porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde, ahora.
[a machado]
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
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Julio Cortazar
final del juego-1956
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traveler81.julio2006
La fidelidad quiza no sea engañar a la otra persona sino engañar a la union de esa persona, No creer en el sentir de esa unión. Ya iba mas allá de lo personal. de lo estrictamente a la persona, que del otro lado castiga mientras de este sufre. nunca habrá una buena salida o una lógica asociada a esta dificil situación.
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traveler81.mayo2006
joaquin no seria asi, joaquin quiza hubiera dado media vuelta sin decir nada con la voz, pienso que hice lo que haria yo, quiza joaquin nunca exista o quizá sea el mas precioso ser que pueda vivir en este mundo. valores, que lejos quedan, que dificil que se encuentran, que facil que se pierden. que distinto es el rumbo que se proponen las personas, que distinto que es el mundo para los ojos de distintos, el hecho de saberse y de no aceptarse, de no querer saberse y de querer aceptarse, no solo jugar con palabras sino con lo que significan ellas, el tiempo es quizá la forma de saberlo o de no saberlo nunca. las certezas nacen de dudas y las dudas de certezas que nunca se afirman en este plano, algo tan misterioso y no se me ocurre otro término para hablar de lo que fue. Solo saber que Lariadna no volvera, no existe o quizá nunca existió.
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traveler81.abril2006
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traveler81.abril2006
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