Ni héroe, ni Lobo, ni Leñador, Árbol número 5. Ese era el papel en esta obra, debía ser eso, o no debía ser nada, sólo me quedaba esperar una nueva función para recordar cuales serían mis lineas, cual sería mi guión. Nulo. Y que ese árbol-5 no quisiera tomar ningun protagonismo extremo, Todo era parte de un recuerdo cuando, tal vez, hubiera una posibilidad de que esa luz me tocara un poco más de cerca o quizá fuera un simple reflejo que me alcanzara de rebote. una casualidad, un mal iluminador, un descuído o simplemente, imaginación pura.
Hoy debía concentrarme en que mi traje no fuera mas ni menos opaco q el del resto los opacos, los cuales cumpliríamos una tarea casi absurda e inutil sobre el escenario. Ser el fondo por donde transcurría todo. Tal vez la luz llegara a tocarme por alguna razón pero seguramente sería muy específica, por algo que tuviera si o si que ver con el transcurso de la historia. Pero la trama no contemplaría diálogos inverosímiles y las ramas debian mantenerse quietas y tiesas. El mínimo movimiento pondría en juego el transcurrir del relato. Mi función era sostener hojas de orgullo sin que cayera ninguna, al igual que el resto, que tan quietos y despreocupados las sostenían. Comprensivos del asunto, sabían que su relación con la luz protagonista sería muy específica y no por eso pasarían a tomar un rol similar. Ellos lo sabían y asi seguían sosteniéndolas sin querer intentar nada más. Sólo sabiendo que ella se acercaría y si asi no fuere no cambiaría absolutamente nada. Una nueva función terminaría y mi traje me apretaría e incomodaría. No le encontraría sentido alguno a un papel tan poco importante, me decepcionaría una vez más, e intentaria que esa luz que tanto quiero alcanzar dejara de importarme, ya que al fin y al cabo esa ha sido la consigna desde el primer momento.
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